Fundacion Berrutti- Valdemanco


Carretera de Valdemanco a La Cabrera. M-610, Km.4,100. <br/> 28751 La Cabrera Madrid
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Luis Berrutti, artista hispano uruguayo, se instala en 1995 en plena sierra madrileña de La Cabrera (Valdemanco), . Allí decide iniciar un proyecto de taller abierto y mostrar sus trabajos de manera monográfica, invitando al visitante a compartir su experiencia por el arte.
La obra y proyectos de Berrutti surgen desde las observaciones y sensaciones que experimenta en el entorno natural y urbano.
Sus reflexiones giran, en este sentido, sobre la idea de la relación que establecemos en ambos ámbitos; acciones cotidianas en la gran ciudad que desplazan al individuo hacia una manera de vivir artificial, las expresa en obras con estructuras cerradas, casi claustrofóbicas, en contraste con las piezas inspiradas en ambientes abiertos, naturales, donde los hierros se retuercen y las composiciones espaciales se expanden hacia el exterior.
Son los materiales empleados, herramientas de expresión que aportan significado a sus planteamientos. Así, el vidrio, los elementos reflectantes y el cemento blanco se emplean para dar sensación de frescura y firmeza, transmitiendo luz y energía. Son los dibujos y pinturas que se originan en sus viajes a la memoria representando duendes, escenas intimistas de su voluntaria soledad o aspectos de la vida cotidiana reinterpretados desde la emoción.
Los impulsos interiores son desarrollados con profundidad también en la escultura, que se convierte en soporte de dibujos armados para el escultor, quien utiliza materiales reciclados, casi siempre el hierro combinado con cristales y cemento que emplea en figuras descomunales, rompiendo la escala natural e imponiéndose la rotundidad de sus formas y volúmenes. Nos adentra así, en un mundo irreal, donde el Hombre lucha con la dimensión inabarcable de la Naturaleza.
Es importante para Berrutti la idea de trascendencia física, por lo que el uso de estos materiales duros y de alta resistencia, le permiten crear obras perdurables, concebidas especialmente para espacios abiertos, porque “la obra tiene que trascender al propio autor”, dice con firmeza.
Sus fuentes artísticas las encontramos en la pintura automatista, como lo demuestran sus pinturas negras, que encierran escenas crípticas, indescifrables y personales sobre el mundo nocturno de sus vivencias más personales.
Pero también en la sabiduría plástica del hombre de Altamira, referente circunstancial y básico, del que adquiere su gusto por el color y sus formas simples, “es el arte primitivo una referencia de la que pienso que tengo mucho que aprender”, comenta Berrutti.
La casa-taller es un lugar de retiro y encuentros; creación que acoge al visitante para bucear en el campo del conocimiento acumulado, de manera consciente y sensible, a través del tiempo y de la vida. Pintura, escultura y cerámica, a veces sin límites precisos, se mezclan con los materiales del taller, hornos cerámicos, piedra, vegetación y fauna autóctona.